FUVAHMULAH CHRONICLES

FUVAHMULAH - IN THE KINGS DOMAIN

CRÓNICAS DE FUVAHMULAH

EL INICIO. Aterrizo en Fuvahmulah después de 55 minutos de vuelo desde Male. Mi anfitrión manda a uno de sus chicos a recogerme. Es un ruso enorme llamado Piotr. Me cuenta que el es uno de los instructores que me guiara durante mis inmersiones. De un 1,90, muy corpulento, con el pelo rapado estilo mohicano, desaliñado, una cicatriz en el labio y con un estrabismo muy marcado, es un tipo que no pasa desapercibido y lo primero que me pasa por la cabeza es si el tigre también se sentirá intimidado como yo con su presencia, no, no lo creo...

 

Al día siguiente bajo a desayunar y me preparo para las inmersiones. El desayuno es espartano, una mezcla de buffet continental con comida local, si te gusta el picante por la mañana, aquí serás feliz.

 

Fuvahmulah no es un atolón como casi todas las Maldivas, es una isla y como tal,  carece de la protección natural del arrecife sumergido, esa exposición al viento, oleaje, fuertes corrientes profundidad y aislamiento que la sitúa al otro lado del Ecuador en el sur profundo de las Maldivas, la convierte en un lugar de paso para grandes pelágicos como el atún, la comida preferida del gran rey en este territorio: El tiburón tigre 

 

 "FARIKEDE": TERRITORIO DE MANTAS OCEANICAS. El día consiste en tres inmersiones, la primera en una plataforma entre 35-40m alejada de la costa y muy expuesta a fuertes corrientes, Fuvahmulah no es para buceadores inexpertos o impresionables en medio de un azul profundo. No hay cabos de fondeo, ni referencias hasta pasado los 25m y todas las inmersiones son "drifts dives". Voy a saltar agregado a un grupo de ucranianos, pero antes pregunto a Piotr a que profundidad iremos, responde que máximo 40m por poco rato y después ascenderemos paulatinamente siguiendo la pared. Uno de los integrantes del grupo que seria mi buddy y escuchaba, me pregunta si esta todo bien conmigo, si tengo la especialidad "Deep diver" y si ya he buceado profundo algunas veces. Le respondo que trabajo como instructor en las Maldivas y que si, he hecho algunas profundas. No lo volví a ver en toda la inmersión y ni se acercó a mi en el barco después. Cosas de buceadores supongo, somos así...

 

Mala suerte, lo que parecía ser la tierra prometida de Mantas Oceánicas, solo me obsequió con un par de barracudas y una escasa visibilidad. Sin problemas, la siguiente será en el esperado "Shark Point". Sin embargo, cambios en la logística por parte del centro, me informan que el shark point será en la 3ª inmersión en vez de la 2ª. Eso complica las cosas porque tenia el vuelo para el día siguiente por la tarde, y si bien, seguía estando dentro de mis 24 horas de rigor antes de volar, no me apetecía ir tan justo.

 

" THOODU": AL ENCUENTRO DEL TIBURON ZORRO. Se acabó el intervalo en superficie, vamos a por la 2ª. Estoy muy animado con la idea de ver tiburones zorros, hasta la fecha solo había tenido un encuentro con uno por unos segundos, pero Poseidón no estaba de mi lado ese día. La visibilidad seguía siendo muy pobre y a la profundidad que se encontraban los zorros en la estación de limpieza eran completamente inalcanzables si no descendíamos hasta los 40m otra vez. Una pena, vuelta al barco sin nada que comentar.

 

RUMBO A LA ZONA CERO. Durante el intervalo en superficie, fondeamos. unos 150m del shark point y me sorprendió que la tripulación alentara a los clientes a hacer snorkel tan cerca de la "zona cero". Decidí que no podía irme sin ver los tigres así que me preparé para la 3ª inmersión, porque con 300 tigres registrados en la zona, no podría tener tanta mala racha y alguno debería dejarse ver. El punto de inmersión está en frente de la bocana del pequeño puerto atunero de la isla, por lo que el peligro real lo representan los barcos que navegan sobre nuestra cabeza a tan solo 6-7 metros.

 

EL BRIEFING. En el grupo que dispongo unirme somos un total de seis y tres guías. Un biólogo ruso encargado del briefing, Piotr y un Dive master maldivo, y ese detalle es algo que me llama poderosamente, el saber la razón porque son necesarios tantos guías. Pronto lo sabré.

 

El briefing es completo y el biólogo explica que saltaremos cerca del arrecife que rodea la isla manteniéndolo a nuestra izquierda hasta que llegaremos a la “zona cero”. Durante la navegación desde el punto de entrada hasta el punto de observación nos llevará unos 10 minutos, es posible que los tigres vengan a nuestro encuentro, atraídos por la curiosidad, nadie debe sobrexcitarse cuando aparezcan, debe evitarse parar en medio del camino y hacerse selfies. La consigna es clara. Nos situaremos en posición estática lado a lado, agarrados a un saliente del arrecife que nos hace de parapeto, mirando hacia la zona de alimentación y detrás el mar abierto. Mantendremos nuestra mirada fija en el tigre y si este nos rodea, nunca nos volteamos para seguirlo, algún otro podría aprovechar para acercarse demasiado. A nuestras espaldas estará el gigante Piotr y a cada lado, uno de los guías. 

 

LA INMERSIÓN. Visto eso, decido saltar el último y unirme al grupo que ya esta en el agua. Mala idea, no tuve en cuenta que el chapoteo de ocho buceadores puede atraer la curiosidad. Cuando salto, casi todos están sumergidos, y me uno al guía maldivo que está mas cerca de mí. A unos 2 m de profundidad, me paro para hacer algunos ajustes en mi mascara y sin motivo aparente, me giro hacia el azul y entonces es cuando veo a unos cinco metros de mi, un tigre pasando a mis espaldas mirándome fijamente, puedo ver sus ojos claramente y como se desplaza sin esfuerzo, sus rayas en su lomo son su presentación y me dicen que estoy en sus dominios. El Rey ha hecho su aparición y a venido a ver quien son estos intrusos, larga vida al Rey!

 

Aquel animal de unos 3,5m y 500 Kg, si hubiera por un momento decidido hacerme algo, cualquier defensa por mi parte habría sido inútil. no mostró ninguna agresividad, tal como llegó se fue...

 

Alcanzamos el punto de observación después de superar una fuerte corriente en contra, nos situamos ordenada y obedientemente lado a lado. Vislumbro un solitario tigre en frente nuestro. Los guías nos hacen la señal de que van a poner el cebo. Sueltan una boya para indicar al barco que estamos en posición, el Dhoni se situa sobre nuestras cabezas y lanza la carnaza en una bolsa, sin titubeos el biólogo y el maldivo la recogen y a toda a velocidad uno la deposita en el centro y el otro le cubre las espaldas. Toda la operación no tarda mas de unos minutos.  Vuelven al refugio de nuestro parapeto en el arrecife. Empieza la función!

 

 Los tigres se acercan, no hay hostilidad entre ellos merodean y engullen las cabezas de atún como sardinas, uno, dos, cinco, conté hasta doce ejemplare delante nuestro. Un espectáculo indescriptible con palabras. La madre de todos los tigres se acerca y me sobrevuela sin ningún esfuerzo mientras nosotros, nos mantenemos agarrados al arrecife para no ser arrastrados por la corriente. Si estiro mi brazo la toco. Son 40minutos de inmersión que parecieron cuatro. Se mueven majestuosamente y despacio, el poder que irradian lo dice todo. Estamos en su casa y no nos acechan, pero nos demuestran quien manda ahí con sus poderosos movimientos. Hora de volver, la corriente nos empuja hacia el barco. Como perros pastores, los guías conducen su rebaño hasta seguridad de la embarcación. Es inevitable mirar hacia atrás y ver como algún tigre nos sigue unos minutos mas para desaparecer en el profundo azul. Misión cumplida. 

 

Fuvahmulah no es una experiencia o un viaje mas de buceo, es una especie de peregrinación a la Meca, que cualquier buceador devoto y creyente, debería hacer una vez en la vida. Inshala!

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